La lluvia y tus ojos
 
			    	    ¿No has sentido que cada vez que llueve, la melancolía inunda las calles?
Ver las gotas de lluvia caer a través de la ventana es como ver esos ojos…
Tan perfectos, tan llenos de brillo que parecieran algo irreal.
Te quieres convencer a ti mismo de que esos ojos no son más que algo pasajero, como la lluvia…
Tu mente se llena de ideas inimaginables, tu imaginación se desborda y quieres detener el tiempo para disfrutar un poco más.
Esa lluvia inspiradora te hace querer seguir ahí, pensando cada detalle que provoca…
Algunas veces, es la lluvia la que nos hace sentir esas ganas de quedarnos, de aferrarnos un poco más.
Es solo un instante, en el que cambia todo el panorama y todo alrededor se oscurece, pero nada se ve más brillante que ese preciso momento.
Justo en ese momento es cuando nada más importa, ya estás ahí, no hay nada que puedas cambiar, no puedes controlarlo pues es algo que simplemente sucede.
Sin embargo, no habrá lluvia como esta, nada te hará sentir igual, nadie más lo entenderá, será algo tan inexplicable que las palabras se acabarán cuando quieras recordarlo.
Cada que vuelvas a ver la lluvia caer, transportarás tu mente a un lugar distinto, justo como cuando vuelves a ver esa mirada, que sin duda es la misma, pero que esta vez te hace sentir diferente.
Al igual que todo, no siempre disfrutaremos de esta lluvia, pues en algún momento esta será tan inesperada que no querremos saber de ella, solo vamos a querer que se acabe, que se detenga de inmediato y que pare la incomodidad que nos hace sentir.
Es por esto, que no la lluvia no siempre es como tu mirada…
La lluvia de tus ojos es irrepetible, y será mejor aprovecharla mientras esté aquí. Si quieres ir tras ella, no tengas miedo de los relámpagos, que el agua no sea un impedimento, piérdete en su ritmo, en su color, en su sentir, en su emoción.
Piérdete tanto en esos ojos, para que estos se vuelvan tu lugar favorito, que esos ojos sean tu fiel compañero, que sean tu sonrisa, tus recuerdos y que su luz se vuelva tu luz.
Cuida esos ojos, que sean un deseo siempre. Cada vez que los veas, no dudes en que son lo mejor para ese momento exacto, quecon su mirada tan sincera y sin filtros transmiten un sentimiento de cariño inigualable.
Disfrútalos tanto, como se disfruta la lluvia en el verano.
Y que esos ojos, sean tu lluvia siempre.
 
		    				        
 
								        
								        
								       

