La mejor oferta del año.
Me considero un comprador compulsivo, lo admito y no me da pena aceptarlo. Me gusta comprar, comprar bien y comparar. Siempre que necesito comprar algo para mí es todo un proceso, me gusta investigar en internet, analizar cuáles son las mejores opciones, salir a buscar, comparar precios, analizar el costo/beneficio y después comprar. Podría parecer el proceso más aburrido, cansado e innecesario cuando desde un inicio tenía ya la idea de lo que necesitaba comprar, pero es todo lo contrario. Para mí, resulta satisfactorio saber que estoy haciendo una compra inteligente, que no estoy mal-gastando, que es el mejor precio del mercado y que vale la pena, al final de cuentas es tu dinero el que esta en juego y aunque casi siempre tenemos una garantía u oportunidad de devolver lo que hemos comprado, para mí es mejor estar seguro de las compras. Incluso comencé a hablar solo cuando pienso y comparo lo que necesito comprar, me convertí en un buen calculador de precios y descuentos y rápido para buscar en internet… Algunos podrán criticarme pero yo me considero un «buen comprador».
¿A qué va todo esto? Por coincidencia, ya que no lo tenía planeado, hace un par de días visité un nuevo centro comercial. Ya había conocido dicho lugar, pero ahora ya estaban las tiendas abiertas y las ráfagas de gente haciendo filas larguísimas para pagar. Este lugar se caracteriza por ser un «centro de modas» o bien una plaza con muchas tiendas de ropa. Lo que me sorprendió no fueron las tiendas, ya que varias ya las conocía o había visitado en otras sucursales, si no la cantidad de ropa y artículos en cada una de ellas, camisas, pantalones, sudaderas, chamarras, zapatos, lentes de sol, sacos y demás prendas con un estilo y acabado muy parecido. Después de recorrer el centro comercial y haber visto todo lo anteriormente mencionado, no supe como sentirme, estaba entre sorprendido, mareado, cansado, sorprendido. Me di cuenta que la ropa es muy parecida en todas las tiendas (aquí entran los que saben a discutir acerca de que debe ser así, por qué así son las «tendencias»), pero que los precios variaban mucho… Entiendo perfectamente que cada tienda tiene su por qué y cómo en el mercado al que se dirigen, pero a mi simple y humano punto de vista me parecía en pocas palabras: «lo mismo pero con precios que varían demasiado».
Aquí es donde entra mi cuento del «buen comprador»… yo siempre me preguntaba antes de una compra: ¿Necesito esto? ¿Es indispensable? ¿Me hace falta? Pero esta ocasión se presentó una nueva pregunta en la check-list… ¿Qué estoy dispuesto a pagar? Aquí viene la reflexión de todo esto… Se te presenta la mejor oferta del año: 365 días, 52 semanas, 12 meses, como quieras verlo, todos valen lo mismo y tienen la misma importancia, de alguna manera podrían parecer lo mismo, claro que tienen un costo (impacto) diferente… Si dedicas 3 meses de tu año a algo que no valió la pena es diferente a haberle dedicado 2 semanas ¿Me expliqué? Ahora la pregunta es ¿En qué estás dispuesto a gastar tu año? Imagínatelo como el centro comercial que les platicaba, esta lleno de opciones, algunas diferentes y otras parecidas, nuevas experiencias o las mismas historias de siempre, algunas cosas de mayor valor o mejor calidad y otras a precio más económico pero que igual sirven… Eso sí, en esta oferta, no hay política de devolución ¿Qué estás dispuesto a gastar? Pregunta seria. Aún estamos a tiempo de analizar las opciones, comparar precios y planear… ¿Estás listo?


